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Bob Dylan: 81 años del músico poeta

Actualizado: 20 jun 2022


Por: Oswaldo H. Rodríguez


¿Quién es Bob Dylan? No tengo idea…


El texto a continuación se presenta como una semblanza, más allá de un análisis, es por esa razón que aconsejo la desconfianza de la lectora o lector. Lo anterior es verdad para cualquier admirador o admiradora porque apreciar un arte es entenderlo, y entender requiere de un vínculo que rebasa lo estético hacia lo personal.


“Yo contengo multitudes”, dice Walt Whitman en «Canto a mí mismo». Bob Dylan replica la frase para abrir su álbum de pandemia Rough and Rowdy Ways, diciéndonos que él también contiene multitudes. El artista cumple 81 años y sigue vigente pese al transcurso de los años y de la evolución de la música; ningún otro artista se ha reinventado tantas veces, quizás para adaptarse, por conveniencia o por simple gusto. Lo que no se puede negar, es la importancia que ha establecido el músico en las diferentes épocas en las que ha resurgido con sus canciones.

En el documental No Direction Home (2005), se comenta que Bob Dylan encendió un tocadiscos y comenzó a oír a Woody Guthrie. Al escuchar atentamente le dijo a su padre y madre: “yo no soy de aquí, yo vengo de donde pertenece esta música”. En 1959 a sus 18 años, aún menor de edad -recordemos que en EUA la mayoría de edad se da a partir de los 21-, viajó a New York para comenzar a pasar el sombrero en el Cafe Wha? (recinto famoso donde varias y varios artistas tocaron antes de comenzar sus carreras). Dos años después, se las arregló para lanzar su primer disco llamado Bob Dylan sin el permiso requerido por sus progenitores. Existen dos rumores al respecto, el primero cuenta que, Bob Dylan engañó a los productores diciendo que era huérfano. El otro rumor dicta que, Columbia Records emancipó a Dylan para poder firmarlo.


Con The Freewheelin' Bob Dylan, cobró la fuerza suficiente para que los talibanes del folk lo llamarán, “la voz del pueblo”, seudónimo que al artista jamás le agradó. En 1965, poco después de sacar Bringing It All Back Home, en el Newport Folk Festival, decide salir a cantar con su guitarra eléctrica Maggie’s Farm, a modo de protesta o simplemente para decir que su siguiente álbum sería de esa forma. La gente del festival se lo tomó mal y fue abucheado por la multitud.


Con Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde, de 1965 y 1966 simultáneamente, la carrera de Bob Dylan tomó aristas masivas en las audiencias, sus letras impregnaron en el horizonte de manera que, comenzó a tener problemas con ello; meses después decide no dar conciertos, pero aún sacando álbumes.

Posiblemente los años setentas fueron los más complejos para el artista de Minnesota. En 1973, fue contactado por la Metro-Goldwyn Meyer (MGM) y por el propio Sam Peckinpah para musicalizar e interpretar un personaje en la película Pat Garret & Billy the Kid (1973). En 1975, publica Blood On The Tracks, el álbum de estudio es una tragedia de amor: los procesos de rompimiento y duelo en las relaciones sentimentales. Tangled up in Blue, canción con la que abre el álbum anterior mencionado, es una compleja historia "multidimensional" de una relación, el cual mezcla la noción del tiempo y espacio. Es como ver y analizar una pintura cubista: no existe dimensiones, solo un relato que parece de ir de un lugar a otro con la información distorsionada.

Ese mismo año, luego de casi diez años de ausencia en los escenarios, Bob Dylan regresa con la gira llamada The Rolling Thunder Revue. El propio artista la describe como una compañía de commedia dell'arte y se comportó más cálido y abierto que antes. Aquella gira incluía a gigantes del folk como Joan Baez, Joni Mitchell, Roger McGuinn y Jack Elliot, además de la espléndida violinista Scarlet Rivera y el guitarrista Mick Ronson, recién despedido por David Bowie. También sirvió para promocionar Desire, de 1976. Dicho disco contiene Hurricane, canción que narrada la historia de Rubin Carter, boxeador afroamericano acusado injustamente de doble homicidio.


En 1979, tras su vinculación con la iglesia evangélica Vineyard Church y su conversión al cristianismo, exhibe Slow Train Coming, grabaciones del género góspel donde todas las canciones expresan su fe personal, la importancia de las enseñanzas y la filosofía cristianas aprendidas.

En términos musicales, los ochentas fueron los años más duros para Dylan. Luego de sus dos trabajos más en el género góspel con Saved y Shot of Love, alejo un poco los reflectores. Por consecuencia Infidels, de 1983 un trabajo minucioso y complejo que adoptó la nueva tendencia digital que la industria musical estaba introduciendo, fuera poco recibido pese a la campaña de los videoclips. Para su incursión en el vídeo de Jokerman, contrató a Larry Sloman como productor y a George Lois como director, el cual tuvo la idea de mezclar primeros planos del rostro de Dylan con imágenes de la historia del arte, entre ellas El jardín de las delicias de El Bosco, Lamentación sobre Cristo muerto de Andrea Mantegna y El tres de mayo de 1808 en Madrid de Francisco de Goya.

Infidels es el último álbum de estudio del artista, donde grabó con la armónica; instrumento que es sello y símbolo del autor. La siguió y sigue utilizando en sus conciertos, pero ya no en las canciones nuevas que graba.


Cosa curiosa pasó con Oh Mercy, de 1989. Dylan describe al álbum como el más complicado en su proceso de elaboración; redacta y dedica un capítulo en su libro de memorias Crónicas I. Fue difícil su grabación, pero fue el disco que lo volvió a catapultar en el centro de la industria.

La década de los noventa con Under the Red Sky, aprovechando el auge de Oh Mercy, y de haberse formado la banda The Traveling Wilburys, asociación formada por George Harrison, Tom Petty, Roy Orbison, Jeff Lynne y el propio Bob Dylan. También recibe el premio de la Orden de Artes y las Letras en Francia.


En 1997, evoluciona y crea Time Out of Mind, disco que lo hizo ganar el Grammy al Álbum del año. La importancia de dicho álbum no se queda ahí, fue la primera vez que se podía oír el folk contemporáneo y la implicación de sonidos en forma de eco. También fue la primera vez que Dylan producía bajo el seudónimo de Jack Frost.


A inicios de 2001, obtiene el Oscar a la Mejor Canción Original por Things Have Changed, de la película Wonder Boys. El 11 de septiembre, se hace publico Love and Theft, el mismo día de los atentados a las torres gemelas. Segundo de los álbumes de estudio del género folk contemporáneo. Love and Theft, como su mismo nombre lo dice, Amor y Robo: amo lo que robo y robo lo que amo. Se apropia frases de novelas, diálogos de obras de teatro y de películas que ama, para construir sus canciones; sobre aviso no hay engaño.


En 2006 con Modern Times, pone fin a las grabaciones del folk contemporáneo. El álbum supuso el tercer trabajo de estudio consecutivo, tras Time Out of Mind y Love and Theft, en obtener el respaldo de la gran mayoría de la prensa musical, que lo definió como una de sus obras maestras. Sin embargo, Modern Times también creó polémica debido al uso de arreglos musicales procedentes de canciones de dominio público y a la reproducción de versos del poeta Henry Timrod que Dylan no acreditó en el álbum. Un año más tarde, recibe el premio Príncipe de Asturias de las Artes (ahora llamado Princesa de Asturias).


Tempest sale en 2012, la canción con la cual le da el nombre al álbum narra el acontecimiento del Titanic. Bob Dylan usa tanto los hechos históricos, así como también a los personajes de la película de James Cameron para recrear la letra de la canción. Ese mismo año, recibe por Barack Obama, la medalla Presidencial de la Libertad.

Shadows in the Night, Fallen Angels y Triplicate son inéditos. Contienen canciones grabadas; clásicos de estudios sin contar con el puño y la letra de Dylan. En medio de esos discos, la Academia sueca decide otorgarle el Nobel de Literatura «por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición norteamericana de la canción» en 2016. Causó un revuelo como nunca dentro de las decisiones del Nobel. Detractores reclaman que es el más inmerecido... solo el tiempo les dará la razón.


“Yo soy inmenso [...] yo contengo multitudes” dice Walt Whitman, celebrándose a sí mismo. Bob Dylan también celebra su propio genio. El logro de su música es inmenso: es como si todos los géneros musicales, todos los poemas, todas las novelas, todo el teatro, todo el cine habitaran en sus canciones, que también parecen contener toda una experiencia humana, vivida, inventada y transformada. Bob Dylan no aspira a verdades, es un artistas lleno de imposturas y sus obras manipuladas y muchas veces falsas, muestran la dualidad de la mentira. Cuando los políticos mienten, engañan; cuando las y los artistas mienten, revelan. Un artista tan deslumbrado por la realidad como la audiencia ante sus obras; piezas fundamentales dentro de la literatura y la música.


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